Más allá de las fronteras de Israel

“Esas casitas que ven ahí no son de pastores pacíficos, como parecen”, nos advierte un alto oficial del ejército israelí al señalar las casas y villas ubicadas cruzando la frontera Israel – Líbano. Al contrario, reitera el militar, cuya identidad se mantiene en anonimato, de esas casas el Hezbolá apunta 100.000 cohetes y misiles hacia Israel. Según el vocero militar, unos 10.000 miembros de la fuerza revolucionaria libanesa Hezbolá o “Partido de Dios”, están instalados en esta frontera, donde se encuentran las pequeñas localidades de Bint Jbelt, Yarin, Marwahin y Quizah. “La diferencia es que el Hezbolá utiliza las casas de los civiles y disparan hacia Israel, y nosotros no podemos responder de la misma manera, pues atacaríamos a civiles e inocentes”, reitera nuestro portavoz. Beirut, está a tan solo 20 km de la base militar israelí desde donde divisamos territorio libanés, cuya frontera se separa por unos frágiles alambrados. En tierra libanesa, se pueden apreciar plantaciones de olivos y huertos familiares, sin embargo, para los israelís, nada es de fiar, por lo que la patrulla se encuentra en total atención.
El recorrido por las fronteras israelíes, forma parte del Seminario de Capacitación “Medios de Comunicación en zonas de conflicto”, organizado por la Cancillería de Israel de la que participan 26 periodistas de América Latina, que incluye conversatorios, visitas a bases militares, hospitales, medios de comunicación. Los mejores vinos de altura en medio de las amenazas
Antes de esta frontera, el plantel de periodistas llegó en la frontera con Siria, en el observatorio de Merom Golán, en las alturas del Golán donde existen 76 km de frontera con ese país árabe. Desde el observatorio, ubicado a 1160 metros sobre el nivel del mar, se puede apreciar las blancas edificaciones de la ciudad Siria de Quneitra. En esta frontera, otro vocero del ejército israelí nos comenta que Quneitra, otrora centro del comercio sirio fundada por los Otomanes, también se encuentra totalmente destruida, luego de que en setiembre del 2015 la milicia del ejército revolucionario Al Qaeda, organización paramilitar yihadista, tomara el control de una base del ejército, lo que alarmó a Israel, por el acercamiento del grupo guerrillero. Del lado judío, no se percibe un clima de guerra. Al contrario, la población dedica gran parte de sus tierras a viñedos, lo que le da a los Altos del Golán la fama de producir los mejores vinos del país. Sin embargo, el ejército tiene toda la zona bajo control, y de tanto en tanto, los campesinos deben dejar sus cultivos y retirarse a sus viviendas, la mayoría Kibutz, o comunidades, que también cuentan con protección militar. Pero esta frontera, no conoce de largos periodos de paz. Quneitra fue una de las sedes sirias en los Altos del Golán. En 1967, Israel capturó la ciudad, el último día de la Guerra de los Seis Días. Y todo indica, que la paz en la zona no está en la agenda próxima, considerando que el Ejército Islamita, ISIS, tiene bajo su control Damasco, a tan solo 60 kilómetros de la frontera con Israel. Un hospital preparado para la guerra
Restos del misil Katyusha dan la bienvenida en el Centro Médico Galilea, en la ciudad israelí de Nahariya, ubicada sobre el Mar Mediterráneo a unos 16 km de la frontera con Líbano. “Lo dejamos aquí para no olvidar que podemos volver a ser blancos de ataques, como ocurrió en el 2006 con este misil que cayo en el sector de oftalmología”, comenta Sara Paperin, Responsable de Relaciones Internacionales del Hospital. Pero los médicos no guardan rencor por los ataques, tal como indica el Dr. Masad Barhoum, Director del Centro Médico, con capacidad para 700 camas, quien en contacto con los periodistas señala que gran parte de los pacientes que reciben son sirios que buscan atención médica. Desde el inicio de los conflictos en Damasco, unos 2000 sirios fueron atendidas por en este hospital. El imponente hospital tiene una estructura más sólida que cualquier edificio común. El subsuelo, se encuentra preparado para evacuar e instalarse en menos de 90 minutos ante un toque de queda. “Estamos preparados para la guerra”, advirtió el galeno.
En un recorrido por las instalaciones del moderno hospital, Sara nos pide apagar las cámaras. Nos cruzamos con unos pacientes sonrientes en sillas de ruedas que conversan con los médicos. Son sirios, señala. La medicina, no entiende de conflictos, ni de fronteras, aquí lo que importa es salvar vidas.

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